Manuales para vivir.
Una vez escuche que alguien decía que todo sería más fácil si hubiera instrucciones a seguir en esta vida. Dijo que todo sería más aburrido también. Y entonces pensé en vos . Horacio observaba como se observa cuando se duda: un poco intrigado, un poco asustado, un poco ansioso. Ante él se veía un edificio alto e indudablemente viejo, una puerta de madera y sobre ella un cartel: ¿A vivir? Se adentró en la construcción y se vio envuelto en estantes, secciones y libros. Un mostrador se ubicaba en el centro del salón, tras él una mujer. Parece estar en sus treinta años y escribe (vaya a saber uno qué) apresuradamente en un cuaderno. Horacio está por preguntar por la “Sección de Arrepentidos” cuando por el pasillo se abre paso otra mujer. Lleva un vestido floreado y camina velozmente. - - Vengo a devolver este libro. – dice mientras busca en su cartera. - - Lucía. – saluda como quien esperaba esta visita. - ¿Fue útil? – pregunta levantando su mirada