Poné segunda (Revolución).

- ¿Cómo sabes cuando poner otro cambio?
- Te das cuenta, tenes que prestarle atención al motor.

A Sofía nunca le explicaron que su abuelo se había muerto a su lado. A Julián nunca le explicaron que su hermano tenía depresión. A mi no me dijeron si a mi viejo le gusta su trabajo o tenia que comer. No me explicaron que hay gente pobre y gente rica. No me explicaron que todas las carreras universitarias tienen el mismo valor. No me explicaron que el 5% de la población mundial tiene el dinero que puede sostener al otro 95%. No me explicaron que las paredes de los countrys son para mantener a otros afuera. No me explicaron porque hay plantas de una flor y no de otra.
Porque hay cosas que están pero al mismo tiempo no. Se mencionan en una u otra sobremesa, pero no se explican. Se supone que ya lo sabes. Que ya sabes que el mundo no es perfecto, que hay gente que muere de hambre, que ser medico es admirable y ser editor audiovisual, aceptable. Porque cuando sos chico te dicen un montón de cosas. Yo crecí y no me acuerdo de todo lo que me dijeron, no me acuerdo que día fue, que palabras usaron o donde estaba. Pero las ideas quedan, se asientan en tu mente y crecen con vos.
Hay cosas que nadie te explica, esta bien, no podemos obligarlos, pero peor que eso: hay cosas a las que no miramos.
¿Dije cosas? Perdón, es la costumbre, me refería a gente.


Corremos la mirada cuando vemos algo que nos incomoda. Que nos da miedo, que nos descoloca, que rompe nuestras estructuras. Y nos mentimos que no lo vimos, obvio. Nos mentimos mucho y lo peor es que siempre nos creemos nuestras propias hermosas y tristes construcciones.
No miramos cuando hay un nene pidiendo plata, no miramos en los funerales, no miramos cuando alguien llora, no miramos si alguien grita en la calle (no vaya a ser cosa que me pida ayuda).
No nos gusta ¿verdad?

Así es nuestra hermosa sociedad de consumo. Nuestro sistema que se alimenta del miedo, de la inseguridad, de la insatisfacción. De esta idea que alguien plantó, de que alejarnos es seguro. De la convicción de que si compramos algo todo va a estar mejor. Nos regimos por obsolescencia programada: lo que vos queres es porque antes hubo un grupo de personas que lo pensó muy bien.
No nos mientamos:
- Lo quiero porque este celular tiene una pantalla más grande. - aja.
- La moda siempre vuelve. - No querida, la hacen volver, no vuelve solita.
- Necesito esa funda con brillos. - ¿La necesitas?
- Necesito ese auto. - Que lo vas a cambiar en pocos años, sh, no digas nada pero... están hechos para fallar.
No te dejes mentir.
Este sistema necesita que haya un pobre y un rico y el tonto del medio. El rico no se rige por el sistema, no le importa, y en todo caso lo controla. El pobre es abandonado y criticado por el resto, simplemente sobrevive. El del medio sostiene.

Al del medio se les enseña a tener miedo desde chico, porque hay algo que se repite hasta el cansancio: que nos cuidemos. Que no tomemos riesgos innecesarios. Que los demás nos pueden lastimar. Esta bien, el problema es que estos "demás" (casi) siempre son morochos y pobres. No, si la sociedad avanza a niveles extraordinarios che.
El otro día escuche: No mires esa moto, te va robar.
Como si mucha gente con plata no fuera peligrosa, como si jamas nos hubieran sacado un peso, nos hubieran tratado mal, nos hubieran hecho sentir triste. Porque cuando se menciona a "gente con plata", generalmente, es para: Yo con su plata me hubiera comprado un vestido mejor, no esa mierda. Viviría viajando. Me compraría una heladería.
Construimos todo un mundo alrededor de ellos, nos sirven para soñar. Para imaginar que podemos llegar. Hasta sabemos a dónde salen, como se llaman los hijos, quien se lleva bien con quien y cuáles son sus comidas preferidas.

Se necesita que compres, que compres, que compres. Que consumas medios, ropa, restaurantes, tecnología, noticias, bebidas, drogas. Y para consumir tenes que trabajar. Y trabajar. Y trabajar.

De todo eso tampoco hablamos. ¿Verdad? No, eso se avala en los medios, en las redes, en los círculos de amigos. No hablamos del sistema que nos construye. Total todos los sistemas tienen fallas; y además mucho no sabemos, muy poca gente lo explica, muy poca gente lo ve, muy poca gente quiere oír. Mejor sigamos cada cual en su vida, en su trabajo, como si nunca nos fuéramos a tocar. Como si el mundo de verdad estuviera divido en nuestras burbujas y estuviera todo bien.


Fotografía de Pablo Toranzo - Tras la cuarta reja.
Pero si nos relacionamos. ¡Todo el tiempo! Hasta el ejemplo más inesperado:
Soy un medico y me llega la noticia de que un camión de leche, que va hacia el interior, se rompió en la ruta. Que se yo, el motor, una rueda, dos ruedas, un choque, lo que sea, el tema es que tiene que volver de donde viene: esa leche no le llega a un grupo de gente. Leo la noticia y me la olvido, no me afecta. Pero en ese grupo de gente hay niños que necesitan nutrirse. Como no lo hacen, bajan sus defensas y se enferman: necesitan un medico. El medico soy yo, me necesitan, vienen a mi. 
Nos relacionamos incluso cuando no nos tenemos en cuenta, nos afectamos. Porque ¿Que te importa a vos un preso, si ya se hizo justicia? Pero si supiéramos, si habláramos, si lo viéramos, capaz que si. ¿No te da un poquito de intriga? Para controlar a 600 presos, en Villa Urquiza, hay entre 5-9 guardia cárceles. Así que los presos viven drogados, total así es más fácil controlarlos. Ellos si que fueron abandonados, la cárcel es un infierno. Porque ojo, dije controlar no cuidar. Podríamos avanzar, prevenir, ayudar, educar, pero no, los dejemos así, porque se lo buscaron. Es por eso que la historia se reproduce.

Son dos pequeños y no desarrollados ejemplos. Esta gente no se conoce, no se vio nunca e igual necesitan uno del otro. Los niños necesitan un camionero, un medico, una vaca y quien la trabajo. Los presos necesitan un taller, una cama (quien la hizo), alguien que crea en ellos, herramientas para crecer.
Yo te necesito. El mundo te necesita a vos


 


¿Sabes que? Me imagino cuando todo esto nos empiece a explotar en la cara. Cuando no sean solo unos pocos los que se dan cuenta. Cuando ya no nos quede otra que mantener la mirada fija en las consecuencias; ahí me imagino una revolución. Pero... miedo: en las revoluciones hay tantas perdidas.
Al principio va a ser como una leve brisa que (no lo dudes) se puede transformar en tormenta.

- Noticia de último momento. Después del corte vamos a comentar un poco sobre lo que al gobierno le gustaba ocultar. - dirá alguien en algún programa de tv (como si el gobierno fuera siempre el único culpable). Porque siempre quieren hablarlo un rato para poder dejar el tema en la temporada anterior. Hacer un poco de lió sobre algo, volverlo Trending Topic, que la gente se ria (solemos reírnos mucho de las desgracias), se canse y fin. A otra cosa mariposa.

NO.
- Gracias pero no.

 Vivimos en un mundo donde nadie explica y nadie ve. Así funcionamos. Y...
No quiero que lo hablemos.
No quiero que me expliques.
No quiero que por todas las redes sociales se manden vídeos y se difundan ideas. Que se invadan de mensajes.
Ya no me basta. No es suficiente para mi. Crecí.
No quiero que me cuentes cosas. No quiero que me enseñes a mirar la realidad.
Quiero que la veas.
Quiero que la sientas.

No te pido que armes una ONG. No te pido que vayas a la Iglesia. No te pido que des limosna. No te pido que participes en campañas. No te pido nada.
No, mentira, si te pido algo. Una sola cosa: Que te importe.
Llamame ilusa.
Decime que mi mundo es utópico, que los sistemas no son perfectos, que hablo de cosas que no sé, que mejor me vaya estudiar. Decimelo. O no te animes y sólo creelo. Esta bien, te entiendo, mi sueño (como el de todos) es pasional y exagerado.
Capaz tenes razón y yo no se nada de nada, pero estoy convencida.

No te estoy pidiendo que seas presidente, la mujer maravilla o el hombre araña. Te pido algo mucho mucho mucho más difícil.
Quiero que ames. 
               Quiero que ames. 
                        Quiero que ames. 
           Quiero que ames.

Te lo puedo repetir siempre si eso va a ayudar. De paso me obligo a no olvidarme.
No me mires así, inocente criatura. Porque no lo soy. Amar es un desafío y como tal, te va a costar. No se logra de un día para el otro, así no son la cambios. No te lo dice la Madre Teresa, te lo digo yo que no soy nadie. Trato y siempre, siempre me golpeo contra una pared. No es fácil, por eso te pido que aprendas a amar. Que no te rindas. Que amar salva.
Te deseo que te duela tanto amar, que te desarme, que te deje sin respiración. Que te vuelva armar.
Empeza de a poco, cada día esforzate más. No te envenenes sólo. Libérate de todo el odio, de todo el miedo ¿O acaso no te agota? ¿No sentís que los días tienen 90 horas? Eso pasa cuando las acciones no vienen del corazón. Cuidate.


Porque ya no importa si me explicas por que el mundo es como es, porque hay ricos y pobres, porque la gente se grita, se pega, se tira abajo, se abandona. No quiero explicaciones, no las necesito y no me alcanzan.
Necesito que mires, que se miren, que se quieran. Que traten.

El motor te esta pidiendo más. Poné otro cambio. Dale, que lo vas a romper. 




                                                                                      

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Hasta cuándo?

Voces

Día 8: