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Mostrando entradas de junio, 2016

De monos a cajas.

Eran las dos de la mañana y no podía parar de dar vueltas en la cama. Sabía que había dejado mis cajas desordenadas y me estaba volviendo loca. Me ate el pelo en un rodete que daba lastima, todo caído y triste. Giré en la cama y se desarmó. Saqué una pierna porque de repente me hacía mucho calor pero en medio de la oscuridad sentí que me miraban así que la volví a esconder y me tape hasta los ojos. Estaba grande para monstruos pero uno siempre esconde una criatura. Así que no era ridículo que hubiera alguien más en el cuarto. Me miraba, o me miraban, sentí que cualquier tipo de movimiento resultaría en rebelar mi posición. Ellos sabían dónde estaba, era inútil tratar de esconderme. Se acercaban lentamente, sus respiraciones volviéndose pesadas, mi pulso enloqueciendo. Pasaron horas hasta que me animé, cerré los ojos y busque rápido con una mano temblorosa la lamparita de luz. La prendí. Inútil. Seguían ahí.  No me decían una palabra, pero me miraban y yo sabía. No hacían